El peligro del adoctrinamiento: una reflexión sobre la manipulación y la pérdida del pensamiento crítico
Podríamos trazar una alegoría de la jaula sin rejas, allí las personas están encerradas en una jaula sin saberlo y lo peor es que pueden escapar y no lo hacen, porque están adiestradas sus mentes para no saber que están adoctrinados.
El adoctrinamiento ha encontrado su principal trinchera en el ámbito educativo. Desde temprana edad, se busca moldear las mentes jóvenes según una determinada ideología, política o religión. Este proceso sutil, pero poderoso, siembra las semillas del conformismo y la obsecuencia ciega.
La educación es el reducto perfecto donde se perpetra la semilla del adoctrinamiento que germina rápidamente, ya que actúa sobre mentes casi vírgenes que están esperando ser domesticadas, es la génesis del pensamiento único y perpetuo.
La educación, en su esencia más pura, debería ser un espacio de exploración, cuestionamiento y descubrimiento de un pensamiento crítico. Una vez arraigado en la mente del individuo, el adoctrinamiento se extiende como un virus, infiltrándose en todos los ámbitos de la vida, ya sea lo político, lo religioso o lo social.
El miedo es como el estilete de la manipulación se convierte en un verdugo, y aquellos que se atreven a desafiar las doctrinas establecidas son castigados con la exclusión, el ostracismo o incluso la persecución.
El lavado de cerebro es el resultado final de este proceso insidioso. Las mentes, una vez libres y abiertas, se convierten en prisioneras de un pensamiento único y uniforme. Se genera una masa conforme y convencida, incapaz de cuestionar la autoridad o pensar por sí misma. Los espacios de debate y diálogo se reducen y la diversidad de opiniones se ve sofocada por la imposición de una verdad absoluta.
Al estar debilitada la resistencia del adoctrinado, es más fácil disfrazar las verdaderas intenciones del tirano, que posee muchos recursos oratorios. “Para hacer creer que es para el bien de todos”. Cuando esto sucede el panorama es desolador, el pensamiento crítico y la libertad intelectual, se esfuman.
La educación es una luz incandescente en la oscuridad, sobre todo la autoinformación, es una buena práctica para exponer tus propias conclusiones y generar ámbitos de debates, respetando la diversidad de ideas, es el camino más seguro para romper las estructuras mentales, llevadas a cabo por regímenes inescrupulosos. Es responsabilidad de todos nosotros resistir el adoctrinamiento y promover una cultura del cuestionamiento y la reflexión.
El futuro de nuestra sociedad depende de ello. Solo mediante el ejercicio constante de nuestro derecho a pensar por nosotros mismos podemos aspirar a construir un mundo más justo, libre y tolerante.
... "La manipulación sólo prospera en los que dicen “sí” compulsivamente a todo y en los que son débiles a la hora de defender sus derechos". Walter Riso. (Escritor y psicólogo clínico, italiano, se crió en Buenos)