viernes 26 de abril de 2024

Caso Lucy Juárez: a dos años del crimen la causa está parada

viernes 01 de junio de 2018

La odontóloga Lucy Juárez, recibió casi 40 puñaladas en el interior de su domicilio

El hijo de la odontóloga “Lucy” Juárez, Emiliano Lacasa, habló con FM Espacios sobre cómo se encuentra la causa del asesinato de su madre que recibió 39 puñaladas por un menor de 15 años que confesó judicialmente haber sido el autor del crimen y que también relató con lujo de detalles cómo sucedieron los hechos aquella fatídica mañana del pasado 14 de febrero del 2015 y no dejó margen de dudas acerca de su autoría material, en medio de una pavorosa descripción que revela la frialdad con que actuó en ese momento y los actos posteriores que, con total desparpajo, llevó adelante hasta el día de su providencial detención una semana más tarde.

“Estamos a dos años y tres meses de que seguimos reclamando justicia desde que ocurrió el hecho. No quiero llenar de adjetivos poco felices al juez de la causa pero por lo menos tengo que decir que es lento, porque estamos a la expectativa de las pruebas y la verdad es que no es lo suficientemente diligente y la verdad es que estamos defraudados y juntando bronca”, manifestó decepcionado.

“Por eso hacemos hacemos esta marcha todos los miércoles para que la sociedad y la justicia no se olviden del caso de Lucy Juarez”.

"Hay una causa en lo civil para que se esclarezca la edad del menor que confesó que la mató, desde nuestra parte hemos presentado indicios de que el chico tenía 17 años un año más a lo que decía su partida de nacimiento, con lo cual, es penalmente responsable y está tramitando una redargución de falsedad”.

Sobre el menor y las fugas que se conocieron públicamente, Lacaze dijo que “el Instituto Clinico San Miguel de Posadas, pidió que se lo traslade a una institución de mayor seguridad porque no solo es peligroso para sí sino para terceras personas. Por tal motivo, estamos siempre con miedo de que se escape”.

“Hay tres involucrados en la causa”.

El Caso: 

Una vez consumado el alevoso asesinato, para el cual actuó solo, el menor se retiró del lugar sin el menor remordimiento, subió a un colectivo y se dirigió a su casa en el barrio El Porvenir, donde se acostó a dormir como si nada hubiera sucedido. La guitarra que había robado de la casa de la víctima la entregó posteriormente a su hermana, el teléfono celular le regaló a su amigo -también imputado en la causa- y la computadora portátil la retuvo porque tenía pensado venderla para conseguir un poco de dinero.

El joven justificó que el ensañamiento que tuvo con la víctima al asestarle un total de 39 puñaladas se debió a que la mujer ofreció una tenaz resistencia. Esto explica lo que posteriormente escribió de puño y letra en una de las paredes de la casa: “Luchó por su vida”. La palabra “Macri”, que también estaba estampada en la pared, también fue autoría del menor. “Escribí eso porque Macri no le quiere a los pobres y luchó por su vida porque peleó hasta lo último…”, habría manifestado el menor al brindar su declaración indagatoria.

Alcohol y drogas

Según el relato del presunto autor, el crimen de la conocida profesional fue al azar, prácticamente un hecho casual y de ninguna manera planificado.

El derrotero del menor comenzó la noche anterior, cuando en compañía de un amigo se dirigieron a un bar de la Terminal a cenar y consumir alcohol.

Después entraron a un local bailable de las inmediaciones, donde siguieron tomando cerveza. El chico contó que también ingirió psicofármacos, lo que combinado con alcohol produce un efecto rebote, excitando a quien lo consume.

Dentro del boliche bailable ambos continuaron la ingesta de bebidas, hasta que en un momento determinado su amigo comenzó a robar a clientes desprevenidos. Fue descubierto y terminó siendo retirado del local por la Policía.

Al quedarse solo y muy entrada la madrugada se dirigió a la plaza San Martín, donde volvió a ingerir más psicofármacos. Desde allí fue caminando por calle José María Uriburu y entró al pasaje Estrada:estaba sin rumbo y su idea era robar en alguna casa. Se trepó a un poste de luz, saltó una verja y entró a una casa, pero como estaba cerrada se dirigió a una vivienda contigua, donde observó que la puerta estaba abierta, eligiéndola como blanco de su acción delictiva. Contó que entró a la casa y cruzó por un depósito de donde tomó el cuchillo con el que minutos después iba a concretar el brutal homicidio. Caminó por el interior de la vivienda y llegó hasta el living, donde tomó la computadora portátil, y en ese instante comenzó a ladrar el perro de la víctima. En ese momento irrumpió la mujer y comenzó a agredir verbal y físicamente al joven, quien sin ninguna contemplación descargó una seguidilla de puntazos en el cuerpo de la odontóloga. La pelea se prolongó por varios segundos y en todo momento el homicida siguió su demencial ataque asestándole una y otra puñalada a la indefensa mujer. El estiletazo final fue en el cuello y, según dijo el menor, lo hizo emulando un famoso video juego cuya temática central es la muerte de manera sangrienta.

Después de terminar con la vida de la mujer, el joven tomó la computadora y una guitarra criolla, tras lo cual se dirigió hasta uno de los dormitorios y sacó de uno de los cajones de la mesita de luz un teléfono celular.Con este magro botín en las manos, el menor volvió sobre sus pasos para escapar del lugar, haciéndolo por la puerta principal que da a la calle José María Uriburu. Antes de retirarse, tapó el cadáver con un mantel que encontró en el lugar, explicando que lo hizo porque le impresionaba ver tanta sangre. Seguidamente, prendió fuego al mantel y a las cortinas de las ventanas, haciéndolo con un encendedor.

Según su propia confesión, el menor salió de la casa de la odontóloga alrededor de las seis de la mañana. Caminó por José María Uriburu y a media cuadra se detuvo en la parada de colectivos, donde minutos después tomó el colectivo que lo llevó hasta su casa en el barrio El Porvenir. Cuando llegó a su vivienda, dejó las cosas que había robado con total naturalidad y luego se dirigió al fondo, donde enterró el cuchillo en un improvisado pozo que hizo en ese momento. Después se acostó a dormir hasta la tarde.

Al despertarse, se dirigió a la casa de su hermana en el barrio Eva Perón, a quien le entregó la guitarra, mientras que el teléfono celular se lo regaló a su amigo -el otro imputado-. 

El menor que se declaró culpable del asesinato de la odontóloga “Lucy” Juárez fue detenido una semana después del hecho, en un procedimiento de rutina que hizo la Policía en el barrio Itatí.