viernes 19 de abril de 2024

La OVI publicó cifras sobre violencia intrafamiliar y de género

miércoles 26 de junio de 2019

Más de 1.900 denuncias por violencia intrafamiliar y de género fueron recepcionadas el año pasado por la Oficina de Violencia Intrafamiliar (OVI) del Poder Judicial. Casi el 90% de las denuncias fueron efectuadas por mujeres contra varones. Los datos se desprenden del último informe estadístico presentado por la Oficina de Violencia Familiar del Poder Judicial, en base a las denuncias realizadas el año pasado.

Según explicó la responsable de la OVI, Marta Portillo, el informe refleja lo recogido en la base de datos del Sistema HESTIA sobre los movimientos de las causas de violencia en Formosa ingresados en la OVI; también se contemplaron los casos que ingresaron en los Juzgados de Paz de Menor Cuantía. Incluye detalles sobre los niveles educativos, la edad, la cobertura de salud, la condición laboral, la cantidad de hijos o hijas de la persona denunciante. Además, indicadores relacionados al episodio de violencia. Todos datos que, leídos en conjunto, sirven para detectar ausencias, fallas y necesidad de direccionar el abordaje -de los organismos competentes- de las violencias.

Qué pasa en el interior provincial

El 58,3% de la totalidad de los casos se denuncian en Formosa capital, que equivale a un total de 1.098 denuncias. De este número, casi la mitad fueron recepcionadas en la oficina del Circuito Cinco. Del resto, el 14,3% corresponde a casos de Clorinda y poco más del 10% a El Colorado. El resto de las denuncias se distribuyen entre Pirané y Laguna Blanca, con 108 y 69 casos respectivamente; y las demás localidades, con porcentajes menores. Vale destacar: en Las Lomitas, no hubo ni un caso registrado.

Si bien hay que considerar que la mayor densidad poblacional de la capital es mayor, lo cierto es que los hechos de violencia más resonantes de la provincia suceden en el interior.

A criterio de Portillo, los datos geográficos reflejan una falta de información y sensibilización en las localidades del interior formoseño respecto de estos temas. Vale notar que los casos que se conocen de esa área son aquellos que escalaron durante años los niveles de la violencia machista y que llegaron a instancias críticas e incluso inmejorables, como los femicidios: entre el 2018 y el 2019 se registraron 9 asesinatos a mujeres en la provincia, de los cuales siete ocurrieron en el interior provincial.

“En capital, hay mayor acceso a los recursos que en el interior de Formosa”, expresó la licenciada para explicar que el acto de ir a denunciar -o no- se funda en una “cuestión cultural”.

Cuestión cultural

El cambio cultural de una sociedad implica una reacción sobre las representaciones de lo “normal”, lo “cuestionable”, lo “tolerable”, lo “denunciable”. Implica, también, un esfuerzo de las organizaciones que militan por los derechos humanos y, sobre todo, exige presencia y acción estatal. El informe del Poder Judicial brinda una radiografía de las violencias que sirve para tomar medidas y lograr este cambio.

Respecto de lo anterior, es llamativo el porcentaje en torno a los tipos de violencia. Más del 72% de los casos se encuadran en la violencia psicológica, la más denunciada. Le siguen la violencia física con 46,13%, luego la ambiental con el 24,69%, la económica (24,23%) y por último la violencia social con 17,3% y la violencia sexual con apenas el 6,39% de los casos. En este sentido, Portillo valoró que “hay mayor reconocimiento de la violencia psicológica y física que otros tipos de violencia” y explicó que los otros tipos se detectan en las entrevistas. Es decir, la mujer va a denunciar violencia física o psicológica y relata casos de violencia ambiental, económica o social.

“La violencia ambiental es aquella que se detecta cuando el violento, por no pegarle a la víctima, rompe o daña su ambiente. Le apaga la tele, rompe una silla contra la pared, un vaso o le pega a la mascota, por ejemplo, y así le impone miedo”, explicó Marta. Por su parte, la violencia social se refiere a las situaciones en que se denuncia control de las salidas, encierro por parte del agresor, prohibición de asistir a eventos sociales, etc.

Un apartado para la violencia sexual

La violencia sexual es una de las problemáticas menos denunciadas en la provincia, pero eso no significa que no exista. De nuevo, la cuestión cultural. “Cuesta que la víctima denuncie violencia sexual. Muchas veces surge cuando la mujer relata alguna situación de violencia física, o bien lo denuncian por un problema oncológico, de salud, donde la mujer no puede tener relaciones y es forzada a hacerlo”, explica Portillo.

La violencia sexual existe también en el ámbito de la pareja: cuando la pareja no quiere usar métodos anticonceptivos o cuando no acepta que la mujer no tenga deseos de tener relaciones sexuales. La violencia sexual está también detrás de la enorme cifra de embarazo adolescente no intencional, efecto de un contexto de violencia intrafamiliar culturalmente naturalizado. La violencia sexual está naturalizada y la intención de denunciarla también.

La violencia económica y el trabajo informal

Sólo 613 denunciantes tienen un trabajo remunerado. Las personas restantes están o desocupadas o haciendo trabajos informales o no remunerados -como amas de casa-. Por otro lado, es enorme la cifra de mujeres que no tienen cobertura de salud: el 61,4% de las víctimas usa el sistema de salud público y gratuito. Si bien la violencia de género es transversal a las clases sociales y la condición laboral de las personas, es importante detenerse aquí como un factor que -muchas veces- impide a la víctima salir de un contexto de violencia. Es decir: la falta de trabajo remunerado, la falta de reconocimiento por el trabajo de ama de casa o cuidado de los y las hijas de las mujeres, la falta de escolarización o estudios, las “ata” de cierta manera al vínculo con el agresor. Muchas no denuncian por miedo, por la falta de recursos para ser independientes económicamente.