viernes 19 de abril de 2024

La primera chica trans de Clorinda se recibió de auxiliar de maestra jardinera y guardería

lunes 07 de enero de 2019

Durante los últimos años, la sociedad argentina avanzó en materia de inclusión y Formosa no es la excepción. El viernes pasado Jhana Diana Cantero, una chica trans de la ciudad de Clorinda, recibió el título terciario del Instituto Privado Balcarce, convirtiéndose en Auxiliar de Maestra Jardinera y Guardería.

Jhana es la primera trans clorindense que recibió su DNI con identidad femenina hace cinco años y desde ese momento no paró de luchar por transformar su vida y la de sus compañeras: “Hoy soy la primera chica trans de Clorinda que tiene un título, para mí esta es otra batalla ganada, otra lucha conquistada. Siento que algo en esta sociedad va rotando –la cabeza– se va transformando, quizás no voy a cambiar el mundo, pero con mi presente voy a visualizar, por medio de mi profesión y mi trabajo, que las personas trans somos iguales al resto, lo único que pedimos es que nos integren, ese es el primer paso”.

Ser una chica trans y tomar la decisión de estudiar una carrera con miles de desafíos por delante en una ciudad pequeña como Clorinda, no es fácil, pero Jhana orgullosa de sus logros explica: “Las ganas de estudiar nacieron en mí junto con la necesidad de impulsar a otras chicas trans a salir de la calle y ponerse como objetivo la superación. Nosotras podemos demostrar a la sociedad, lo que podemos ser y dar. Una se da cuenta que desde afuera nos marcan que nuestra única posibilidad es estar paradas en una esquina, cuando realmente no es así, yo no quise que sea así”.

Se inscribió en una carrera en el Instituto Privado Balcarce y allí comenzó el gran desafío, porque sabía que “los ojos iban a estar puestos sobre ella”.

“Cuando entré a la institución –cuenta– sentí una integración muy fuerte, no me la esperaba. Nosotras siempre decimos que, si no hay integración, no hay inclusión. Al momento de ingresar tuve mucho miedo a ser rechazada, miedo a ser discriminada, miedo a fracasar, el fracaso era mi mayor monstruo”.

Hoy, al mirar atrás y ver toda una vida de luchas ganadas, Jhana se enorgullece y se siente satisfecha con ella misma, “porque pude demostrar que nosotras no sólo estamos para servir en una esquina, esa idea duele mucho, porque no todas tenemos las mismas oportunidades”.

Sobre su futuro, sostuvo: “Me imagino dentro de un aula trabajando con los niños y niñas, con mucho amor, con ese amor que tal vez siempre nos negaron a nosotras por nuestra condición, y creo que ese es el amor que puede cambiar el mundo. Los pequeños no tienen prejuicios en la cabeza, somos los grandes quienes los tenemos. Familia es dos mamás o dos papás, abuelos, primos, tíos, lo que importa es el amor y lo que le brindamos al otro, de qué manera llegamos a ellos para transformarlos”.

Convirtiéndose en la primera docente trans, lo primero con lo que sueña es conseguir un trabajo, que será otra lucha que tendrá por delante “porque a nosotras las trans, todo nos cuesta muchísimo; y si consigo un trabajo, no pienso mucho en el que dirán, hay madres y padres de mi ciudad que conocen mi lucha y no creo que reaccionen mal”.

“Hay muchos homofóbicos –agrega– pero tendrán que acostumbrarse, el mundo es de todos y todas y vamos a luchar por eso. Y si me eligen sin conocerme, yo estoy preparada para brindarles información con charlas de género, diversidad sexual, y todo lo que ellos necesiten, porque mi condición sexual no va a afectar a los niños o niñas a su elección en la vida”.

Entendiendo que tiene mucho trabajo por delante, sin prisa, pero sin pausa, Jhana vuelve a acordarse de una referente del género y dice: “Como decía Lohana Berkins en un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener valor para ser mariposa”.