jueves 28 de marzo de 2024

Microengaños: ¿el sexting es una forma de infidelidad?

lunes 24 de septiembre de 2018

Con ese extraño furor colectivo que produce la ilusión de espiar la vida de los otros, el “debate” que involucra a la actriz Florencia Peña y a su marido, Ramiro Ponce de León, en torno a su elección de vivir un poliamor ha servido como disparador de algunas preguntas que parecen estar en el aire desde hace ya un tiempo. ¿Cómo cambiaron los contratos de pareja? ¿Es la monogamia realmente la única forma de amor? Si sucede en el contexto de la virtualidad (a través del sexting o mensajes con contenido sexual), ¿sigue siendo un acto de infidelidad?

Al respecto, quizás sirva tener en cuenta algunos datos, como los recabados por la red social de infieles “Second Love”, una plataforma pensada para que personas que están casadas o en pareja y dispuestas a relacionarse con un tercero puedan entrar en contacto. Creada en 2008 y con 250.000 usuarios en la Argentina (y más de 2,5 millones en el mundo), realizan encuestas anónimas.

Lo emocional cambia muy lento, mientras que lo tecnológico va mucho más rápido. Las parejas ahora están intentando ponerle títulos nuevosa los vínculos.

Una de ellas arrojó que el 79% de los usuarios no considera que sea infidelidad si se trata de un intercambio virtual. Es decir, si lo que hay es sexting, un ida y vuelta de mensajes, acompañados por fotos o videos de índole sexual.

Ahora bien: ¿por qué se buscan nuevas formas de acuerdos afectivos? ¿Estamos preparados emocionalmente para asumir la letra chica de algunos de estos nuevos “pactos”?

Al respecto, la sexóloga Olga Talone explica: “La infidelidad está dentro de la sexualidad. El ser humano es libre para sí mismo, pero todavía no puede concebir que el otro no es un objeto que le pertenece. Sea mujer o varón. Lo emocional cambia muy lento, mientras que lo tecnológico va mucho más rápido. Las parejas ahora están intentando ponerle títulos nuevos a los vínculos, se llaman nuevos pactos fundacionales. Y esto es porque las nuevas generaciones se están preguntando de qué manera no terminar divorciándose, en muchos casos, como los padres”.

La idea de establecer grados de infidelidad “aceptables” está vinculada con un concepto sajón, que es el de microcheating o microengaños. Quizás una de las definiciones más precisas de este fenómeno sea la que brinda el profesor de psicología Martin Graff en una nota de BBC. “Micro-cheating es cualquier acto o comportamiento de alguien en una relación que sugiera que hay una tercera personal emocional o físicamente involucrada”, señala. Y observa: “el hecho de que nos comuniquemos cada vez más por Internet hace que las relaciones sean cada vez más ambiguas”.

Esto puede incluir desde un intercambio vía mensajería de Facebook, Instagram, WhatsApp o cualquier red social, hasta ponerse en contacto o iniciar una suerte de flirteo con una expareja o compañero de trabajo.

“Poner en jaque la idea canónica de fidelidad está muy bien porque en realidad el cuerpo está atravesado por una civilización judeo-cristina donde el cuerpo fue motivo de pecado y de castigo. Hay que desterrar eso, porque la fidelidad al cuerpo es la de uno mismo”, dice Talone.

Pero al hablar de lo que sucede en el campo virtual, destaca: “El ser humano es muy posesivo. La celotipia masculina va en aumento. Aunque sea virtualmente, la imaginación funciona y uno se puede imaginar un engaño. Yo no creo que haya una infidelidad virtual. Creo que es un elemento más que se toma para sobredimensionar la genitalidad pero no el placer”.

Pese a que en la región solo el 20 por ciento de los usuarios de la red social para infieles “Second Love” son mujeres, en la Argentina se registra el número más alto de usuarias, llega al 30% del total de perfiles del país. “Obviamente, la lucha siempre para romper los tabúes y prejuiciosestá del lado de la mujer. La mujer en el mundo entero es el primer sujeto político que está abriendo caminos, a pesar de que todavía hay muchas trabas y la cultura es muy machista”, reflexiona la sexóloga.

Volviendo a la enorme controversia que despertó el caso de Peña, cabe preguntarse también por qué algo que no se ajusta a la concepción canónica de la pareja monogámica tiene tanta resonancia en la conversación social. Al respecto, Talone explica: “Siempre la infidelidad trae el problema de la pérdida. Porque todos son muy cancheros hasta que se enamoran. Ahí no quieren perder al otro porque sienten que a lo mejor son abandonados, temen que el otro o la otra sea ‘mejor'”.