sábado 20 de abril de 2024

Todes, chiques, amigues: el camino del lenguaje inclusivo

sábado 18 de agosto de 2018

“Todes”, “chiques”, “amigues”. Ciertos vocablos comienzan a posicionarse y ya no resultan tan desconocidos al común de la población. Se trata del lenguaje inclusivo y, si bien en un primer momento puede asociárselo a los jóvenes o a los colectivos feministas o de diversidad sexual, es un fenómeno que trasciende a estos movimientos y que busca generar un cimbronazo, incluso, en la Real Academia Española.

Como todo cambio, tiene también a sus detractores. Tal es así que durante los últimos meses surgieron polémicas y quejas por parte de padres de alumnos en diferentes colegios porteños y bonaerenses donde algún docente utilizó este incipiente lenguaje.

“El lenguaje cambia, y en algunos momentos cambia en referencia a cambios sociales. Este cambio del lenguaje inclusivo es un cambio porque la sociedad ya cambió, no para cambiar la sociedad”, aseguró a Entremujeres Karina Galperín, licenciada en Letras y en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, doctora en Lenguas y Literaturas Romances por la Universidad de Harvard y profesora y directora de la maestría en Periodismo de la Universidad Torcuato Di Tella.

El hecho de reemplazar por la “e” los genéricos masculinos desató una ola de críticas. Para Galperín, la oposición no es sorprendente. “Hay una parte de la resistencia que es común a cualquier cambio lingüístico; si vos ves cualquier cambio de los muchos que hace la Real Academia todos los años, ya sea inclusión de palabras nuevas o cambio de ortografía en la escritura de ciertos vocablos extranjeros, siempre hay una resistencia enorme”, sostuvo.

Pero, probablemente, a este fenómeno se le suman cuestiones que exceden lo lingüístico: “A la resistencia natural a todo cambio sobre el lenguaje, que suelen ser muy virulentas, en este caso se mezcla la resistencia que tiene mucha gente con movimientos que están emparentados con todo esto, que tienen que ver con el feminismo o las diversidades sexuales”, dijo la especialista.

En ese sentido, Galperín mencionó que existe “una mala comprensión del fenómeno”. Así, amplió que aunque “este fenómeno aparece ligado a cosas que hemos aprendido a ver por estos movimientos, trascendió esa motivación y hay un montón de gente a la que ese lenguaje inclusivo la atrae porque le parece que le permite hablar de una manera más precisa y más ajustada a la realidad tal como es hoy, en donde el masculino como genérico ya no responde a los criterios de mayoría por los cuales siempre nos pareció sensato”.

En cuanto a la posición que deben adoptar las escuelas, la licenciada afirmó que “es un fenómeno muy prematuro como para hacernos esas preguntas”. Para ella, “si los alumnos lo usan, el colegio debe escucharlo, aceptarlo en la medida que tenga ganas, pero no enseñarlo. Todavía es un fenómeno incipiente que no está establecido”.

La Real Academia, cuestionada

En España, la situación ya involucra al Gobierno de ese país. La vicepresidenta Carmen Calvo pidió un informe a la Real Academia para evaluar la posibilidad de modificar la Constitución Nacional y adaptarla al lenguaje inclusivo. “A mí me parece muy prematuro”, opinó Galperín.

“Fue muy prematuro meter a la Real Academia en todo esto en este momento porque ahora no puede decir nada porque, insisto, estamos ante un fenómeno en movimiento, en proceso y muy incipiente. La Academia solo tiene que aceptar cambios establecidos, o sea que falta un montón para que intervenga. Todavía no estamos en el estadío para cambiar ningún texto duradero”, añadió.

El uso colectivo del lenguaje inclusivo, en tanto, no parece vislumbrarse en un futuro cercano para la especialista. “Creo que va a haber un proceso que ya estamos viendo, en donde algunas palabras sueltas están bastante aceptadas incluso en broma por algunos grupos, como ‘amigues’ o ‘chiques’. Si efectivamente ese cambio después termina siendo un cambio gramatical completo está por verse, y eso sí va a llevar muchísimo tiempo”, finalizó la experta.